(Expansión) – Desde los tiempos de la revolución industrial, incluso desde la Edad Media, cualquier avance en derechos de los trabajadores ha tenido una fama nefasta, como de destrucción del status quo. Una especie de ataque bolchevique al libre mercado y al bienestar de familias, empresas y gobiernos. Pero nada más lejos de la realidad. Está demostradísimo cómo los países que ponen más el foco en los colaboradores, en las personas, son aquellos con mayor IDH (Índice de Desarrollo Humano). Por supuesto, estos son siempre los que se encargan de ser laboratorio de pruebas y testean los avances en las mejoras sociales. Hablamos de Suecia, de Noruega, de Dinamarca. También de Nueva Zelanda o Canadá.
1. Mejora de la productividad laboral y de la competitividad empresarial 2. Mejora de la felicidad y conciliación de los colaboradores
En España recientemente se está experimentando cómo algunas empresas empiezan a instalar la jornada de cuatro días de trabajo a la semana, tal y como llevan haciendo los nórdicos un tiempo. Los resultados son tremendamente alentadores. Como toda apuesta en la vida, sólo los valientes pueden ganar. No podemos ignorar que estamos ante un cambio de paradigma global y que las empresas se enfrentan al reto de “The big reccesion”. El caso es que, en una economía como la mexicana, con el mayor número de horas de la OCDE y la menor productividad, ser atrevido con los cambios y seguir las tendencias de los pioneros, sería una apuesta segura. Y la necesidad no la pongo yo de manifiesto, sino los datos duros que nos deberían hacer meditar sobre la estructura social y económica mexicana. México tiene un promedio de 41 horas trabajadas a la semana por persona. En el extremo opuesto, las 27 horas semanales de Alemania, Dinamarca y Noruega. Es decir, el mexicano promedio trabaja un 51.8% más de horas que un europeo del norte. Por otro lado, un mexicano produce 22 dólares por hora trabajada, un español aporta 58, un alemán 72, un noruego 93 y un irlandés 109. Brutal. Por ello, a mí se me ocurren tres razones para apostar por la jornada laboral de cuatro días: No por trabajar más somos más productivos. No me cansaré de decirlo. Reducir las jornadas de trabajo e invertir esfuerzo en formación, tecnología y talento hace que las empresas gasten menos y vendan más. Los experimentos de jornadas de cuatro horas arrojan, casi en su totalidad, aumentos de productividad por empleado y mejora de los resultados empresariales. El mexicano está jodido. He oído tantas veces esta frase que creo que es un mantra. ¿Y si dejara de estarlo? La felicidad de un país se basa en la conciliación entre la vida personal y la laboral. Más tiempo con la familia, con los proyectos personales y de descanso nos permite afrontar de mejor manera nuestros retos laborales. Y, por supuesto, permite avances en materia de género en las empresas.
3. Reducción del impacto ambiental y contención de gasto
Me pasé todo el 2020 pidiendo a gritos que México no volviera a las oficinas. Luego ves el tráfico y te dan ganas de llorar. Ante una incertidumbre global y subidas de precios de los carburantes, evitar los improductivos traslados de los viernes permite ahorrar a las empresas y a los colaboradores, mejorando su poder adquisitivo y provocando un impacto positivo en el medio ambiente. Ah, y por supuesto todo lo anterior tiene un impacto positivo increíble en la imagen de marca de la empresa, atraerá al mejor talento y permitirá a los equipos de comunicación reflejar en medios como son pioneros, valientes, rentables y con propósitos. Una apuesta segura. Nota del editor: Luis de Cristóbal es conferencista español, formador y consultor de las áreas de innovación social, marketing, inversiones y desarrollo personal. Creador de la metodología de innovación Repueblo, con la que ayuda a territorios rurales a atraer innovación, emprendimiento y talento. Síguelo en LinkedIn. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión
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