El sábado pasado tuvimos en vivo y en directo, en las bochornosas elecciones internas de Morena, una lección de por qué necesitamos autoridades electorales autónomas, independientes de cualquiera de los partidos políticos, bien capacitadas y, sobre todo, respetadas por la ciudadanía. Es decir, por qué necesitamos a un INE fuerte, autónomo, con un presupuesto que le permita ejercer su función de árbitro independiente.
Las triquiñuelas para lograr éxitos electorales internos son parte de la experiencia de todos los partidos políticos aquí y en todas partes del mundo. Unos con más estilo, otros con veneno y cárcel a los opositores como en la Rusia de Putin, otros imitando los métodos de la lucha libre: zancadillas, trampas, violencia, como en México.
Si alguien cree que la inventiva mexicana para alterar elecciones tiene patente nacional, no conoce de historia. Las elecciones primarias para elegir candidatos de los partidos políticos nacieron en Estados Unidos a principios del siglo 20, en 1911, con la intención de terminar con el relleno y robo de urnas, acarreo y todo el arsenal conocido de trucos. Y se propusieron, sobre todo, para arrancarle un cacho de poder a las burocracias partidarias y entregárselo a la ciudadanía.
Pues lo mismo proponemos en el Frente Cívico Nacional (FCN). Buscamos un método democrático para decidir candidaturas que el electorado pueda reconocer como suyas y no del dedo de quien detente el poder en un partido o en un gobierno. Un método que le permita a los partidos políticos, porque son ellos los que tienen la patente para inscribir a candidatos ante el organismo electoral, sortear dificultades internas al tiempo que movilizan a sus potenciales simpatizantes.
Con el propósito de lograr una candidatura única opositora para 2024, pasando antes por las elecciones de Coahuila y el Estado de México, estamos aliados con muchas otras organizaciones cívicas que hacen un trabajo magnífico con ese propósito. Nos distingue que el FCN no busca en este momento apoyar o proponer una candidatura sino resolver un problema de convivencia política: que la elección de las candidaturas de los partidos políticos integrantes de la Alianza VaXMéxico, en vez de ser motivo de fracturas o debilitamiento, sea ocasión del ejercicio de una pedagogía verdaderamente democrática que los fortalezca y mande un mensaje positivo a la ciudadanía.
Esta semana iniciaremos la recolección de firmas para una iniciativa ciudadana que se presentará ante el Senado de la República, a fin de que se legisle para que las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) sean ley. Esta iniciativa busca que, en caso de adoptarse, el INE pueda ser el organizador de las elecciones primarias, de tal manera que los partidos no sean juez y parte en sus elecciones internas, porque, si lo son, se parten.
Pero, más importante que el fortalecimiento de las reglas democráticas al interior de los partidos, nos interesa convencer a los millones de ciudadanos y ciudadanas abstencionistas de participar activamente y ser parte de un avivamiento de la democracia en México, hoy amenazada por el populismo.
Si el espectáculo vergonzoso de las elecciones internas de Morena puede ser una razón más para no acudir a las urnas “porque todos son iguales”, queremos darles razones poderosas a los escépticos y desencantados para participar, desde este momento, en la construcción de un tsunami democrático que en el 2024 inaugure un nuevo momento para México. No sólo la llegada de una candidatura triunfante de la oposición, sino el compromiso de cambios profundos: un gobierno de coalición con reglas claras para su conformación, prioridades y funcionamiento, el compromiso de una transición paulatina hacia el parlamentarismo que impida el gobierno de un solo hombre, evitando así errores garrafales como los que ha cometido y comete este gobierno, y un programa de gobierno que recoja los anhelos de todas las regiones del país.
La valiosa Encuesta Nacional sobre Cultura Cívica, ENCUCI 2020, del Inegi, encuentra que un 55.8% de ciudadanos/as se preocupa por enterarse de los asuntos del país. Este porcentaje corresponde aproximadamente con la proporción de electores que acude a las urnas. Un 27.3% más se preocupa “algo” por los asuntos públicos y un 12.4% se interesa “poco”. Es decir, hay que convencer, seducir, emocionar a casi treinta millones de electores que siguen con “algo” de interés lo que sucede en el país, pero no se animan a participar. Convencerlos de que ellos y ellas pueden ser parte de la solución participando, expresando qué tipo de país quieren y acudiendo a las urnas. Para más información sobre la iniciativa ciudadana PASO, los invito a consultar la página del fcn.mx