Por: Rosario Guerra | El Financiero
El Congreso del Estado de México aprobó la iniciativa del PAN, con mayoría de votos de la alianza opositora, para constituir un gobierno de coalición a partir de la elección de 2023.
El Frente Cívico Nacional ha promovido tres propuestas para las elecciones en 2024: la mayor unidad en torno a una única candidatura, la formación de gobiernos de coalición con mayorías legislativas y un programa que recoja las causas sociales. La idea es evitar pasar de un tlatoani a otro.
Dado que los equilibrios de poder constitucional no están funcionando, el Ejecutivo tiene la supremacía en el Legislativo y en el Judicial, lo cual lesiona instituciones, limita presupuestos a causas sociales. Hoy, todo el Presupuesto de Egresos de la Federación se destina a las megaobras, a ayudas que perpetúan la pobreza, a las Fuerzas Armadas, y en tanto el resto del país y sus instituciones están en riesgo de desaparecer.
Esto obliga a los partidos a abrirse más a la ciudadanía, pues son los votos los que definirán el papel de los gobiernos coaligados. Es un cambio en el sistema político presidencial hacia un sistema semi parlamentario, como el de muchos países democráticos desarrollados.
Es el primer estado de la República, que con base a su propia Constitución, reglamenta este tipo de gobiernos plurales. Esto indica que hay acuerdos entre los partidos, pues sus fracciones parlamentarias lograron aprobarlo. El voto de Morena fue en contra. Dicen que es un engaño para repartirse “el botín”, trato que dan al gobierno. Acudirán a pedir la inconstitucionalidad de la ley. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en 2014, se reformó en su artículo 89 para dar cabida a los gobiernos de coalición, por tanto no es violatoria del texto constitucional ni federal, ni local. Más bien constituye un avance en la gobernabilidad y en la democracia.
Así se busca una nueva gobernanza, es decir, la práctica de construir políticas públicas desde la base y no en el escritorio, con participación ciudadana, que marca rumbo. Gobernabilidad y democracia, aparentemente disociadas, se convierten en una nueva forma de convivencia política.
Sé de la decepción de muchos mexicanos por la militarización del país aprobada por el Congreso. Se habla de una ruptura de Va por México. Cierto es que el apoyo a la política de seguridad pública, con apoyo militar, es inaceptable, su validación es muy cuestionada, pues el camino de formar policías capacitadas, equipadas, con prestaciones y salarios dignos, no se impulsó.
No tenemos policías bien formados, se dejó de lado y se recurrió a las fuerzas armadas para sustituirlos, y a cambio se dan prerrogativas, negocios e impunidad a sus acciones contra grupos civiles, mujeres, grupos vulnerables, en fin, no se respetan a cabalidad los derechos humanos. Las Guacamayas ya están dejando testimonios. El caso de Ayotzinapa es vergonzoso. La próxima publicación del libro “EL REY DEL CASH” lesionará la imagen presidencial.
La alianza VA. Pese a la votación sobre la militarización. Romper es suicida para todos. Nadie por sí mismo ganaría. Y para gobernar se requiere del Congreso, de mayorías parlamentarias. Dejar atrás la polarización y volver a construir el país sobre estas ruinas que ves, requiere de todos, sociedad civil, partidos, propuestas, técnicos, académicos, periodistas, y sobre todo de votos. De un proyecto que entusiasme y venza al abstencionismo, que motive a los desilusionados a votar, a los jóvenes por su futuro, a las mujeres por su seguridad y sus derechos, a los hombres por la responsabilidad hacia sus familias y el país. Que nadie se quede en casa, México nos necesita, y pese a tropiezos, la Alianza va.
El primer caso de prueba será la defensa del INE y del TEPJF que, estoy convencida, unirá a las oposiciones, puede incluso influir a algunos otros partidos a desechar el control de AMLO sobre el manejo de la elección presidencial. Rechazar la propuesta presidencial de Reforma Política es un tema de sobrevivencia de la democracia en México, y en este tema nadie puede dudar ni con presiones, ni con dádivas, ni con amenazas.
No es igual a la militarización que desde años atrás ya se perfilaba y que el nuevo gobierno podrá o no mantener. Con la militarización aún habrá, no sin dificultades, cambiarse el rumbo, retomar a las policías bien capacitadas, pero si perdemos a los garantes de la democracia, el INE y el TEPJF, entonces quizá ya no tendrá ningún valor nuestro voto. Las elecciones no serán transparentes, certeras, legítimas e independientes, con imparcialidad, legalidad y confiabilidad. Será otro país, con fuertes retrocesos en lo económico, lo político y lo social. Tú tomas la decisión. Los arreglos políticos con base en prácticas muy cuestionables, sin duda decepcionan, pero eres tú quien decide votar, no por lo mismo, sino por nuevos equilibrios.
Fotografía: El Financiero